Una despensa con los sabores mediterráneos más tradicionales

Aceites con denominación de origen procedentes de olivos milenarios, vinos de garnacha fruto de viñas centenarias, pasta artesana de lo más saludable o el sabroso Ternasco de Aragón son algunos de los exquisitos productos que ofrece la tierra de Belchite. Y es que, pese a la dureza del terreno y de su climatología, la alacena belchitana está llena de delicias que son un auténtico placer capaz de complacer a los paladares más exigentes.

Los alimentos procedentes del olivo, la vid y el trigo han presidido durante siglos la vida y la cultura mediterránea. También la despensa de Belchite. Con el bosque de olivos más grande de Aragón como principal proveedor de materia prima, la tradición de este cultivo en el municipio zaragozano aparece ya documentada en la Edad Media. El resultado: un aceite de oliva con denominación de origen con unas cualidades especiales, de colores dorados, aroma afrutado y sabores con toques de manzana y almendra.

A los pies del pueblo viejo de Belchite crecen vides centenarias, que han sabido adaptarse a la dureza del clima y a la aridez de los terrenos. Sus uvas se convierten en unos vinos naturales de color rojo rubí, que presentan un sabor en boca dulce, con matices afrutados. Por otra parte, el trigo de sus campos se convierte en una excelente y saludable pasta alimenticia ecológica, que destaca por su gran sabor y su tersa textura una vez cocida.

Y, por supuesto, no puede faltar el tradicional Ternasco de Aragón. Las áridas características del campo belchitano, con unos pastos muy limitados, pero abundantes en plantas aromáticas –que también tienen su reflejo en las variedades de miel-, confiere unas características particulares al ternasco de esta zona, con una carne más firme, jugosa y menos grasa, con un sabor y aroma especial.

Y que mejor manera de complementar todo esto, que degustando una rebanada de un exquisito pan de corteza crujiente y de tierna y jugosa miga, que desprende los olores de la leña con que ha sido cocido en el horno. Y para poner un toque dulce, se puede elegir desde unas tiernas magdalenas de aceite de oliva o unos mantecados, hasta unos hojaldres, unos roscones o unos bollos de manzana, entre otras muchas especialidades.

Porque Belchite es un lugar perfecto para disfrutar de su variado paisaje y sorprenderse con su historia, pero también para reponer fuerzas y disfrutar de su tradición gastronómica.

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